sábado, 16 de marzo de 2013

Casi me quedo sin balas


Elección de la escopeta


Como seleccionar una escopeta de caza

A la hora de comprar una escopeta, tenemos que pensar en muchas cosas antes de elegir el tipo, calibre y el modelo que queremos, ya que las características de las escopetas son fundamentales para su funcionalidad y uso. La longitud y estrellas del cañón, los choques, la culata, el tipo (superpuesta, paralela o semiautomática), expulsores o el tipo de seguro… son algunos de los parámetros que podremos elegir a la hora de comprar una escopeta.

 No comprar un arma en función únicamente de que nos guste su marca o porque alguien que conocemos la use y le vaya bien, sin que la hayamos probado nosotros antes. Por mucha calidad que tenga una escopeta, si no nos permite encarar con soltura no tiraremos bien con ella y al poco tiempo nos daremos cuenta que tenemos que volver a cambiarla. Es curioso, pero a veces ocurre que normalmente cuando probamos una escopeta que nos gusta por su marca o diseño tiramos aceptablemente bien con ésta las primeras veces para descubrir luego, que ya no es así o por lo menos que tiramos peor que con nuestra antigua escopeta.

   El cazador no puede acoplarse a la escopeta sino que es la escopeta la que tiene que tener un diseño que se adapte al cazador o tal que un armero pueda adaptarla a nosotros. Una escopeta es como el chaleco de caza o cualquier prenda de ropa: o es de nuestra “talla” y no tiene nada que nos moleste, o no nos sirve ya que si intentamos adaptarnos a ella estaremos incómodos a los pocos minutos de utilizarla. Los fabricantes de armas de caza de buena calidad hacen escopetas que funcionan bien y con un diseño exterior que normalmente se adapta a la mayoría de las personas de talla normal no son aptos ni para personas muy bajas ni muy altas, ni muy flacas ni muy gruesas, lo mismo sucede con las que se hacen para diestros y para zurdos.

 Sin embargo, si nos ponemos a comparar escopetas, incluso modelos diferentes de una misma marca, veremos que hay pequeñas variaciones en las medidas de la culata, en el grosor de la empuñadura, en el diseño del guardamanos, en los picados, en el tipo de banda y por supuesto en el peso y longitud del arma aunque utilicen el mismo largo de cañón. Pues bien, estas pequeñas diferencias pueden hacer que con unas escopetas tiremos mejor que con otras, aun tratándose de modelos que por sus prestaciones puedan emplearse en las mismas modalidades y conozcamos a otros cazadores que las utilizan con éxito. 

Tipos de escopetas más empleados

- La escopeta yuxtapuesta o paralela es arma clásica íntimamente ligada a los cazadores más tradicionales. Posee dos cañones de ánima lisa dispuestos de forma paralela. Hoy en día se usa poco.



-Superpuesta es un arma elegante y segura que se caracteriza por contar con dos cañones dispuestos uno encima del otro. Idónea para la caza al vuelo y el tiro al plato. En relación con las escopetas de cañones paralelos, las superpuestas suelen ser más precisas, ya que poseen un mayor campo visual y su encare resulta más sencillo.


- Semiautomática es un arma de un único cañón capaz de disparar varios cartuchos de forma consecutiva. Permite un rápido encare y posee menos retroceso que una escopeta clásica. Por el contrario, es menos elegante y más pesada si se encuentra completamente cargada. Actualmente, la ley sobre escopetas semiautomáticas destinadas a la caza sólo permite la utilización de dos cartuchos en el cargador, a la vez que contempla la posibilidad de disponer de un tercero en la recámara.
Escopetas nuevas y usadas

Una escopeta nueva no la vamos a poder probar antes de comprarla, pero si conocemos a alguien que tenga una igual conviene pedirle que nos deje tirar con ella algunos tiros. Igual podemos hacer con otras personas que tengan escopetas similares. Las escopetas usadas no tienen garantía, pero sí podemos pedirle al particular a o al armero que nos quiera vender el arma que nos la deje para poder probarla antes, lo que no debería ser un inconveniente sobre todo si nos conocen en la armería: el Reglamento de Armas en vigor tipifica este supuesto y permite el préstamo para pruebas de armerías a particulares previa autorización que expide la Intervención de Armas de la Guardia Civil.

  Otro punto que no hay que dejar pasar por alto son la recámara y los chokes, a no ser que estemos seguros sobre sus características. La mayoría de las escopetas modernas se ofrecen con chokes intercambiables y con recámaras para calibres magnum, pero hay marcas que entregan con las escopetas un juego completo de chokes y otras un menor número de boquillas.
Una vez documentada y en nuestras manos, conviene hacer algunas pruebas con ellas, no sin antes leerse detenidamente el manual de instrucciones del arma pues siempre en estos manuales vienen datos interesantes sobre el funcionamiento y correcta conservación de la escopeta.

                                      

viernes, 15 de marzo de 2013

La berrea de los ciervos


LA BERREA

    Dependiendo de la zona y de la climatología, en un período aproximado de 10 días las ciervas entrarán en celo. Una modalidad de caza esta de la berrea con muchos adeptos,  donde las poblaciones de este cérvido son más numerosas. Si bien ha colonizado casi toda la península y su número va en aumento, yo os invito a la sierra de Albarracín.


    La justa proporción de hembras y la generosa comida de unos bosques y pastizales con más verde hace que la cuerna sea más robusta y esbelta. Así y todo tendrán que luchar con ejemplares menores que osen adentrarse en su área de influencia con la pretensión de quitarles una sola cierva de su harén. Ciego de pasión el sultán del monte defenderá su zona durante 20-30 días con espectaculares bramidos al amanecer y atardecer.
   



    El amor hay que ganárselo y eso lo saben bien los ciervos. El ritual que cada año enfrenta a los ciervos de nuestro país por ganarse el favor de las hembras, la conocida como Berrea, en la que el propósito último de la Naturaleza es ver nacer nuevas crías. Para garantizar el futuro de la especie, los machos compiten por el poder, la fortaleza y la jerarquía ante la observación atenta de las hembras.

   Este es uno de aquellos espectáculos que no se deben perder y en España hay varios lugares a los que puedes ir como es la sierra de Albarracín. No es lo mismo contemplarlo, y escucharlo, en directo que visto por el televisor. Primero los sonidos  emitidos por los machos y las marcas que han ido dejando por todo el territorio avisando de su presencia al resto de competidores, tras ello los golpes en el suelo con las cuernas y por último la lucha, no sangrienta, para declarar a vencedor y vencido.

    Es el momento del cazador. Despacio, cara al viento, prismáticos en ristre, intentará la localización y el posterior acercamiento, nunca fácil. Porque aunque haya perdido gran parte de su instinto de conservación al estar encelado, las hembras que lo rodean manejan el oído y la vista como el mejor de los radares. Como en todas las modalidades es vital no ser sorprendido, y para ello nada mejor que antes del amanecer estar en la querencia.
    A falta de predadores naturales que regulen la especie, el objeto primordial de esta práctica es la supresión de los animales adultos que van a entrar en regresión. De ahí la renuncia del cazador a su superioridad y el homenaje a la pieza.



  

    La Berrea, cuya duración habitual es desde mediados de septiembre hasta mediados de octubre.

     Todo el territorio nota el momento: las cortezas de los árboles no están, porque los ciervos han frotado sus cornamentas contra ellos para quitarse el terciopelo que las recubre; la tierra está levantada, porque los ciervos han orinado para marcarla; el resto de los animales están avisados, porque los ciervos berrean continuamente al poder con la hembra y ahuyentan a los machos.




      La Naturaleza marca sus ritmos. Las hembras ya están preparadas para concebir y se tienen que asegurar de que los genes de quienes la monten den una generación sana y fuerte. El vencido volverá a intentarlo al año siguiente. El ganador tendrá un harén de hembras que tendrá que cubrir. Ocho meses más tarde nacerá un cervatillo, que no se despegará de la madre hasta el siguiente parto. Los machos, por su parte, volverán al bosque a pasar solos el invierno.


martes, 12 de marzo de 2013

Todo terreno sigue manada de jabalíes


La DGA pide limitar la responsabilidad de los cotos en accidentes con animales


Los accidentes de tráfico no serán responsabilidad total del coto

   El sector cinegético tiene motivos para la esperanza ya que una de sus reivindicaciones históricas está más cerca de hacerse realidad. Se trata de limitar la responsabilidad que tienen los cotos en los accidentes de tráfico que causan los animales salvajes dentro de sus territorios.

   La propuesta de modificación de la disposición adicional 9ª de la Ley 17/2005 de seguridad vial sobre la responsabilidad en los accidentes de tráfico ocasionados por especies cinegéticas alcanzó un principio de acuerdo para evitar una situación que desde el propio sector de los cotos calificaban de “insostenible” ya que en la mayoría de los casos se hace responsable al coto de caza de los accidentes de tráfico ocasionados por la fauna en las carreteras que discurren por él.

Responsabilidad limitada
    El acuerdo acordado contempla la limitación para que el titular del coto sólo tenga que hacerse responsable de los daños causados por el animal cuando el accidente sea el resultado de la acción directa de la caza, es decir que la presa esté huyendo de una cacería. Sólo es un primer paso ya que sólo se ha aprobado elevar la propuesta consensuada con el sector a las Cortes” pero sin ocultar su satisfacción por el avance hasta el objetivo final. 




  En aquellos siniestros cuya causa sea una señalización indebida será el titular de la vía el que tenga que pagar. Y para el resto de casos serán las compañías de seguros las que hagan frente los gastos siempre que así se estipule en la póliza del asegurado.

     Es totalmente injusto que la Ley establezca que el coto no es propietario de las piezas de caza y sin embargo sí tenga que cargar con los daños que ocasione en accidentes de tráfico o en la agricultura.