viernes, 2 de septiembre de 2016

La caza puede ser un negocio


         Como en toda actividad, deporte, hobbies (llámalo como quieras) que se preste, siempre hay empresarios y emprendedores que intentan generar negocios en torno a dichas actividades. Esto es totalmente legítimo, e incluso esencial, pues que, por ejemplo la caza, genere dinero es algo muy positivo para las áreas cinegéticas, pues se podrá invertir dinero en estos cotos para así mejorar las condiciones del monte, e incluso para los pueblos cercanos, pues son muy comunes los desayunos pre-cacería en la cafetería del pueblo y demás... Cómo he dicho, esto es totalmente legítimo y positivo para el mundo cinegético. Ahora bien, ya no es tan legítimo ni tan bueno, sobre todo para el monte, cuando se sobre explota la actividad cinegética, cuando el control no es suficientemente exhaustivo o cuando no hay una legislación clara entorno al negocio.
        Durante los últimos años he notado un enorme ascenso en la cantidad de "cacerías" que se ofertan, donde se asegura el abatir una enorme percha, o por lo menos tener la oportunidad de tirar mucho. Os hablo, en su mayoría, de la caza menor, y en especial de las sueltas de perdiz. En la provincia de Teruel en poco tiempo hemos pasado de no  tener ningún sitio de caza intensiva a tener 3 con sueltas de perdices  criadas en voladeros, que por otra parte es otra forma de compensar la caza de perdiz con la merma que sufren los cotos por la enorme sequía y el poco apoyo que tienen los cotos en cuanto a bebederos y comederos de estos animales, además del control de alimañas.


  
Los cazadores siempre nos quejamos de que hay que garantizar una buena genética en nuestras especies, que no hayan cruces con animales de granja, como ocurre con el cerdolí (cruce de jabalí y cerdo vietnamita) en el levante valenciano. Sin embargo, acabamos (hablando como colectivo cazador en general) acudiendo a sueltas donde se sueltan perdices de granja para abatirlas. 

Si queremos cazar perdices, tenemos que esperar y ponerle mucho empeño y dinero en nuestro coto para que así críe bien la perdiz salvaje. Hay que protegerla, y no desesperarnos por qué no podamos tirarlas por falta de abundancia. Muchas veces dejamos nuestro corazón cazador y sacamos nuestro corazón "escopetero".
          El caso es que creo que este tipo de negocios se deberían de controlar más. No puede ser que podamos soltar 100 perdices de granja así porque si. Claro, muchas veces la gente que organiza este tipo de cacerías son empresarios, y no cazadores, piensan en el dinero en vez de en el campo.

       El negocio en la caza tiene cosas buenas y cosas malas, sin embargo, creo que se podrían eliminar un montón de cosas malas si nos interesásemos más por lo verdaderamente importante, que es preservar el monte, el carácter natural de los animales y garantizar el equilibrio.