martes, 30 de junio de 2015

Como se fabrica una escopeta de dos cañones

          La elaboración de una escopeta de calidad es un trabajo hecho a mano, muy laborioso y que exige un gran esfuerzo y una dedicación esmerada. Con el trabajo que realizan los artesanos, demuestran su habilidad y experiencia logrando no sólo mantener el prestigio de las armas que fabrican, sino que, con sus manos consiguen crear auténticas obras de arte de una calidad y exquisitez fuera de toda duda. Gracias a su trabajo, la escopeta se convierte en algo más que una herramienta para cazar.
      En primer lugar se fabrican los cañones, que  son el resultado del trabajo sobre unas barras de acero. Las barras empiezan a tomar forma en la forja. Después los operarios trabajan el acero con hornos y prensas hasta que el material adquiere la forma y dureza adecuada para la fabricación de los cañones. Una vez se obtienen las barras para formar los cañones, se recortan a la medida del modelo de escopeta que se quiera fabricar y se enderezan con la prensa hidráulica. Este primer enderezado está supervisado simplemente por el ojo experto de un operario.
     A la barra se le hace un taladro que obviamente la convierte en un cañón, se le pulen los extremos y se le somete a otro enderezado con prensa, ahora el enderezado se comprueba tomando como referencia el interior del cañón. Seguidamente mediante un torno se elimina la capa externa que hará al tubo más ligero.
     Finalizados los procesos anteriores se trabaja la parte de la báscula de cada cañón para que la distancia entre los centros sea la adecuada, todo esto antes de bruñirlos. El bruñido es un procedimiento mediante el cual se arranca viruta con el propósito de elevar la precisión y calidad superficial, además de mejorar la cilindridad. Mediante este proceso, se elimina cualquier diferencia de cotas en los cañones hasta las milésimas de milímetro.
      Después se unen los dos tubos con una técnica que se llama “atado”. El atado es un trabajo manual en el cual los dos cañones se sujetan con alambre y se unen mediante dos piezas llamadas lista y solista, esta última formará el punto de mira de la escopeta. Para la soldadura, que será casi inapreciable a simple vista, se suelen utilizar hilos de plata.



     A continuación viene el trabajo de los basculeros, que adaptan cada pieza con muchas horas de lima y tiznado hasta que aseguran el ajuste perfecto entre la báscula, las pletinas y demás piezas. Realmente la faena de basculero es muy complicada y requiere la máxima precisión para que el resto del trabajo sobre el arma tenga total garantía. En realidad su trabajo quedará escondido detrás de belleza de los grabados pero es sumamente importante ya que la báscula es la piedra angular de la escopeta y con ella se asegura la perfección de las líneas del arma y su buen funcionamiento.
      Rematados los cañones y la báscula totalmente a mano y con diversas limas, se colocan los expulsores o extractores según su caso. Los expulsoristas serán los responsables de que los expulsores, las uñas, percutores, bisagras etc, se ajusten y funcionen a la perfección.
Posteriormente es el turno de los culateros, que son verdaderos artesanos de la madera. Tienen como misión modelar las culatas para que las piezas metálicas encajen con precisión en ellas. A este proceso se le conoce como vaciado de la culata y se hace poco a poco comprobando el ajuste de la báscula con la madera constantemente para que no quede ningún espacio entre la madera y el metal.
     Seguidamente se lija la culata y se le realiza el picado o segrinado a la garganta y al guardamanos. El segrinado consiste en una serie de rayas entrecruzadas que se realizan sobre la madera para facilitar que el cazador agarre mejor la escopeta, evitando que se le resbale. Aparte de esto la picadura embellece en gran medida el arma.
     El trabajo de segrinado o picado se realiza con la ayuda de una herramienta que llamada serreta en la que se han tallado unos dientes de sierra con una profundidad aproximada de un milímetro. Se pueden elegir diferentes tipos de acabado; el normal, el entrefino y fino según el número de líneas por pulgada.
    Finalizado el trabajo de segrinado de la culata, se le da el tratamiento final, que puede ser al aceite o al barniz. El tratamiento al barniz es más barato ya que lleva menos capas pero los resultados no son tan buenos, el aceite resalta la belleza de la veta natural de la madera proporcionándole el aspecto que debe tener una culata de alta calidad.

     Después se pulen y se tratan los cañones, bien con un pavonado o con un baño de cromo negro y por último se lleva la escopeta al banco oficial de pruebas para verificar que funciona correctamente recibiendo los punzones del peso del cañón, marca, calibre, chokes así como la prueba de carga a la que ha sido sometida.