sábado, 30 de junio de 2018

Esperas de jabalí en verano


        Un año más se presenta ante nosotros la época de las esperas con las siembras espigadas y madurando el grano o los maizales echando las panochas, clima agradable, lunas gigantescas, moscas, mosquitos y cochinos que cazar.
       Tendremos un tiempo para idear la estrategia, buscar los mejores apostaderos dependiendo del aire y consultar a los agricultores sobre las variedades que plantaron en cada tierra.
Los permisos por daños se conceden, como su propio nombre indica, por daños. Es decir, el cazador tiene la oportunidad de realizar un control poblacional porque la superpoblación de animales causa estragos en las siembras y conlleva daños económicos para los propietarios de éstas. 
      Lo primero a tener en cuenta será que no les gustan las “raspas” así que buscarán cultivos en los que el cereal sea fácil de comer y no tengan que pincharse para masticar. Por tanto, no los busques en las cebadas o centenos o trigos de raspa.

Bolas de espigas mascadas por jabalíes

        Respecto al momento, los cochinos adoran las siembras “en leche”. Antes de endurecer, el cereal contiene en su interior un dulce jugo que hace las delicias de los jabalíes. Si hay un momento óptimo, es éste, justo antes de empezar a tostarse, y luego con el grano maduro también entran.
       Una vez localicemos aquellas tierras propicias para alimentar a jabalíes, buscaremos sus señales o daños en la siembra: Excrementos, pajas tumbadas, mascujadas o bolas de espiga masticadas, mazorcas y girasoles mordidos, etc.
La hora de ponernos es un poco antes de anochecer para estar bien situado en contra del aire y en el momento “entre dos luces” que sería una suerte que entrara ya que no haría falta la ayuda del foco y te da tiempo para apuntar bien y sin prisa. Entrada la noche, la entrada en la siembra puede ser sigilosa y la deberemos detectar por triturado de la espiga o algún gruñido del guarro o chasquidos en el suelo.
      Solo nos queda esperar la noche, tener mucha paciencia, no dormirnos y tener suerte de que nos entren porque la noche es oscura, larga y hasta puede ser fría.