sábado, 2 de diciembre de 2017
martes, 28 de noviembre de 2017
La sarna de la cabra hispánica llega a Teruel podría afectar hasta el 90% de los ejemplares
La grave enfermedad se ha contagiado desde Cataluña, donde fue detectada hace ya tres años. El Gobierno de Aragón informará el miércoles en Valderrobres del protocolo de actuación.
El avance de la epidemia de sarna sarcóptica de la
cabra hispánica ha llegado a Aragón. Dos ejemplares de esta especie del entorno
de los Puertos de Beceite han sido detectados y analizados arrojando un
resultado positivo. El primero de los animales fue hallado muerto hace tres
semanas por agentes de protección de la naturaleza en el término municipal de
Beceite. Los posteriores análisis confirmaron que se trataba del primer caso de
sarna en cabra hispánica detectado en Aragón. El segundo de los ejemplares fue
identificado la semana pasada por varios cazadores en un coto privado del
término municipal de Valderrobres, y, de igual modo, dio positivo en los
análisis. En ambos casos, se trataba de machos de unos 6 o 7 años de edad.
Todo indica que las cabras provenían de la vecina Cataluña,
donde el brote de sarna fue detectado hace 3 años. Pese a que las poblaciones
infectadas de la vecina comunidad se encontraban bajo vigilancia, en estos
momentos se produce la época de celo, por lo que los machos jóvenes de esta especie
realizan grandes distancias y pueden llegar a recorrer más de 7 kilómetros en un
solo día.
Los expertos advierten de que no se puede pronosticar la
incidencia al depender de muchos factores pero en el caso más pesimista se
podría llegar a reducir el número de ejemplares en un 90%. Hay antecedentes: A
finales de los años ochenta un brote de sarna ya redujo hasta un 3% la
población de cabras en la sierra de Cazorla, Segura y las Villas (Jaén) en tan
solo cuatro años. Pese a que la administración autonómica vecina tomó varias
medidas para acotar y frenar el avance de la enfermedad, la llegada del
parásito no ha sorprendido.
Por su parte el Gobierno de Aragón dará a conocer el
miércoles el protocolo que llevará a cabo tras una reunión en la que
consensuarán las distintas medidas con los agentes del territorio. La cita
contará con la presencia del Director General de Gestión Forestal, Ángel
Bertosa, que se reunirá con representantes de los cotos de caza y agentes
forestales. Se desconoce con exactitud cuáles serán las medidas que tomará el
ejecutivo autonómico, aunque podrían pasar por reducir la densidad de los
ejemplares, actualmente en torno a 10 por hectárea, y a proceder de igual modo
a distribuir pienso medicalizado. La población de cabra ha crecido
exponencialmente durante los últimos años, llegando a contarse por miles en
toda la zona.
Ejemplar enfermo de cabra hispánica detectado en la provincia de Teruel. |
La sarna sarcóptica no se contagia al ser humano. Sin
embargo, entre rumiantes tan solo es necesario un contacto mínimo con la
piel de un animal infectado, que duerman en el mismo lugar o que roce una
piedra en la que se ha rascado el animal enfermo. Los ganaderos podrán
controlar el contagio a través de medicamentos y deberán tomar medidas
preventivas.
La sarna es una enfermedad parasitaria causada por un
ácaro y se transmite por contacto con otros animales afectados. Se
manifiesta en el cuello, cabeza y espalda y después se extiende por toda la piel.
Los animales pierden pelo y se les forman costras. Además, sufren picores que
provocan que se rasquen de forma continua y se vayan debilitando hasta que
mueren.
Al parecer, el foco de contagio tuvo lugar en una
explotación de ganado caprino del Montsià, cuyas cabezas provenían de
Andalucía y estaban infectadas, por lo que transmitieron el parásito a la cabra
montés.
La mortalidad de este animal traería consigo perjuicios
económicos para el territorio. Es el caso de los cotos de caza y de los
propietarios de las fincas. También el turismo vinculado a la naturaleza puede
verse negativamente afectado al perder uno de los iconos que más identifican al
territorio.
lunes, 27 de noviembre de 2017
Los fallos más comunes en el tiro con Rifle y Visor
Cuando vamos al campo de tiro, normalmente vamos con la intención de o bien poner el rifle a tiro, o de asegurar que el rifle sigue a tiro (una práctica muy recomendable antes de las temporadas de caza). La realidad es que el tiro en banco, no es un ejercicio comparable a la descarga de adrenalina y la pasión de los disparos en la caza. De hecho puede resultar hasta desagradable. Lo primero porque la postura no se asemeja a la de disparo en las jornadas de caza. Lo segundo porque, aunque llevemos cascos, los estruendos de los disparos propios y ajenos, no hacen que sea precisamente un ejercicio relajado.
Con estas limitaciones y carencias, hay una serie de errores que se repiten en muchos cazadores y que podemos ponerles remedio:
- Cerrar los ojos al disparar. Seguramente por efecto del "sobre-calibre" (utilizar calibres muy potentes) y la falta de práctica, muchos cazadores cierran los ojos en el momento del disparo, Incluso milésimas de segundo antes, perdiendo justo el foco en el momento culminante del lance. Realmente es un acto reflejo que se remedia con la práctica. Un ejercicio muy aconsejable es realizar disparos de práctica en campo de tiro con calibres suaves, por ejemplo el 22 e ir subiendo de calibre paulatinamente hasta encontrarnos cómodos con nuestro rifle de caza habitual.
- El "gatillazo". Conocido como "golpe de gatillo". Una vez mas, por miedo al efecto del retroceso, tendemos a prepararnos para el retroceso e incluso, de manera refleja, contrarrestar" su efecto en el momento del disparo. Este fallo es muy común y suele resultar en disparos bajos o bien a izquierda o bien a derecha en función de si se es zurdo o diestro. De hecho, he visto muchos cazadores que en el momento del disparo, y no habiendo quitado el seguro, se mueven en el momento de accionar el gatillo, cuando debería ser una maniobra suave y continua
- En el caso de disparos en movimiento, no adelantar suficientemente el tiro.
- Miedo al saltarse la ceja con el visor, alejarnos demasiado del visor. Una lesión tremendamente común es golpearnos por efecto del retroceso en la ceja o frente con el visor. Normalmente resulta en un aparatoso corte, aunque nunca demasiado profundo, pero si bastante doloroso (física y mentalmente).
- Mal uso de las varas o trípodes. Aunque son una estupenda ventaja, muchas veces y, otra vez por falta de práctica, se utiliza mal estos complementos. No regulamos bien su altura y nos encontramos en posturas incomodas para efectuar el disparo.
- No encontrar el objetivo en el visor. Para evitar este problema, es importante practicar una serie de rutinas:
- fijando un objetivo, encarar y desencarar varias veces para acostumbrarnos a alinear el rifle en el encare.
- No usar demasiados aumentos. Al magnificar mucho el area de disparo, perdemos amplitud de campo. En recechos, es aconsejable empezar con 5-6 aumentos e ir subiéndolos en el visor una vez localizado el objetivo.
- En montería, tratar de mantener los dos ojos abiertos y utilizar pocos aumentos. Esto nos permitirá seguir la presa y "acompañarla" hasta centrarla en nuestro visor.
- Disparar demasiado rápido. Este fallo suele ser más común en los cazadores que utilizar rifles semiautomáticos, aunque no solo se da en estos casos. Realmente su origen es puramente psicológico. El miedo a "perder" la pieza nos hace acelerarnos y disparar en cuanto la res "visita" la cruz del visor...
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