Estamos en los primeros
días de la caza mayor y los perros se confían mas en los agarres con los
cochinos, aparte que no están físicamente tan fuertes después de tanto descanso
en las perreras y de todos es sabido que los cochinos pueden herir a nuestros
perros con sus temibles defensas y nosotros debemos saber un mínimo de cuidados
para atender a tu fiel compañero con la mayor rapidez y efectividad posible.
Es fundamental prever
que puede darse la mala suerte de que nuestro perro se tope con un
cochino y éste lo raje con sus colmillos. Contar con los
conocimientos y los medios básicos en ese momento para actuar in situ es
primordial para salvar a nuestro perro de las heridas del jabalí. Las
localizaciones más frecuentes de un navajazo son consecuencia lógica de la
postura del perro en el momento de enfrentarse al guarro. Éste con frecuencia
se sienta ante el acoso de la rehala y abrumado por la insistencia de los canes
se arranca acometiéndolos con sus defensas. Es el momento en que los perros dispuestos
para la huida exponen el tercio posterior de su cuerpo en un intento de escapar
de la embestida, siendo fácilmente enganchados en glúteos y patas traseras. Son
también vulnerables pectorales, cuello y zona facial, cuando el arrojo de
nuestro auxiliar le lleva a presentar cara al cochino en un intento de agarrar
su oreja. Pero los navajazos pueden ser repartidos por cualquier parte de la
anatomía perruna, sin distinción ni preferencias, según venga la lidia.
Paso
1. Control de la hemorragia
Debemos llevar siempre
con nosotros un botiquín primario con lo más elemental: guantes de vinilo,
antiséptico, yodo, gasas estériles, una botella de suero fisiológico y jeringa
con aguja grande 50 centímetros cúbicos para el lavado de heridas,
tijeras, y material de sutura. Cuando un
perro ha sido alcanzado lo aislaremos rápidamente, sujetándolo de forma que no
le permitamos continuar en el fragor del agarre, y habilitaremos un espacio lo
más aséptico posible dentro de las circunstancias que nos permita valorar la
herida y el alcance de la lesión. Nuestro primer objetivo es controlar la
hemorragia. El cómo dependerá de la importancia de la misma. Hacerlo
por presión directa mediante la aplicación de compresas y presión manual durante
unos minutos hasta que remita el flujo de la sangre es el método más común y
que podemos realizar en cualquier parte del cuerpo.
Otra opción son los
torniquetes se realizan con facilidad en las extremidades y siempre que la
presión directa haya resultado infructuosa.
Paso 2.
Limpieza desinfección de la herida
Una vez controlada la
hemorragia procederemos al lavado con agua y jabón para arrastrar los
restos de sangre, tierra y demás partículas que podrían complicar la
evolución favorable del proceso de curación. Cuanta más limpieza mejor. Además,
cortaremos los pelos alrededor de la herida de modo que su presencia no
contribuya a incrementar la infección.
Terminada la limpieza,
pasaremos a desinfectar la zona expuesta ayudándonos de una jeringa cargada con
suero fisiológico: dispararemos su contenido a presión y a una distancia de
unos 10 centímetros hacia el interior de la herida, bañando cada rincón de la
misma. Después, la impregnaremos con una solución yodada. Así
controlaremos la contaminación.
Paso 3. Dar
puntos de sutura
El siguiente paso será
dar unos puntos de sutura. En algunas ocasiones el navajazo, por su trayectoria
y profundidad, evidencia un trauma excesivo, con pérdida de tejidos o desgarros
que impiden aproximar los bordes. En estos casos la herida puede quedar abierta
y no está indicada su sutura, por lo que cicatriza a través del método llamado
de segunda intención, donde un tejido granuloso va rellenando los espacios de
la herida de dentro hacia afuera, bajo condiciones de extrema higiene.
Paso 4.
Tratamiento antibiótico
Será necesario
combatir posibles infecciones con un tratamiento antibiótico siempre bajo
prescripción veterinaria y a juicio facultativo. Poco más queda por
contar. No se trata de hacer del cazador o rehalero un cirujano, tan sólo
dotarle del saber qué hacer en situaciones tan comprometidas como ver a
nuestro perro rajado por un jabalí. La vida de nuestros compañeros siempre
es lo primero.