viernes, 22 de noviembre de 2013

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Parásitos en los perros

    El tratamiento antiparasitario es ya una práctica conocida y en el mercado existen numerosos productos, lo que supone una gama de ofertas que no sólo debemos de conocer, sino escoger aquella que mejor y mayor eficacia tenga para nuestro perro y también para nosotros mismos.
    El tratamiento más eficaz para controlar los parásitos es, sin duda alguna, el preventivo. Éste es la mejor de las armas, tanto por su eficacia como por su comodidad y economía. Pero el tratamiento preventivo no debe relajarnos en la vigilancia de los signos y síntomas que nos alertan sobre la presencia de las indeseables criaturas, que provocan no pocas molestias, sino que pueden ser la puerta de entrada de otras enfermedades mucho más nocivas para nuestros perros. Pueden ser externos o internos.


  Parásitos externos

Pulgas
     Los principales parásitos que podemos ver son los externos y uno de los más conocidos son las pulgas. Generan reacciones a su picadura, apareciendo puntos de dermatitis que puede llegar en fases alergénicas a una reacción sistémica que puede ser grave. A su vez, pueden trasmitir otras enfermedades y parásitos.
      El tratamiento de control de las pulgas debe ir encaminado a dos frentes. El empleo de insecticidas en forma de ampollas y/o collares antiparasitarios para el tratamiento sobre el perro, en una combinación doble de ambas formas, garantiza la eficacia.

Garrapatas
     Otras de las formas más frecuentes de parasitosis externas son las garrapatas que, necesitan un huésped para vivir de la mayoría de los vertebrados terrestres y existen allá donde haya animales. Se alimentan de sangre y trasmiten una gran variedad de enfermedades. Su tratamiento preventivo y curativo es compatible con el ya descrito para las pulgas y de eficacia también contrastada. 

Ácaros
     Los ácaros de la sarna son parásitos microscópicos que se establecen sobre la piel del perro. Estos ácaros causan irritación de la piel, pérdida de pelo y costras. Si la enfermedad no es tratada, puede producir otros trastornos orgánicos y el perro puede llegar a morir.

Parásitos internos

      Los parásitos internos son pequeños organismos vivos que se alimentan de otros organismos vivos. Los parásitos internos más frecuentes son los gusanos o lombrices. Los hay de dos tipos: redondos y planos.
     Los gusanos se localizan en el intestino del can y se alimentan de la sangre y de los nutrientes que encuentran allí.
Los daños que causan pueden ser muy variados y tener graves consecuencias, desde lesiones en los tejidos hasta obstrucción intestinal, provocando infecciones graves e incluso ocasionando la muerte del perro.
      Los gusanos intestinales son difíciles de detectar ya que no se observan síntomas en el perro hasta que la infestación está avanzada. Y además la mayoría no se puede ver en las heces, "a simple ojo", solo un porcentaje muy pequeño es visible para el ojo humano. Pero el hecho que no los veamos no significa que no están, se detectan a través de un análisis de heces.
Los síntomas más comunes son: disminución de vitalidad, pelo sin brillo, pérdida de peso, vientre abultado, anemia, trastornos de la fertilidad, etc.
     Hay muchos productos en el mercado que eliminan los parásitos intestinales ( Panacur para cachorros y Drontal o Milbemax para perros adultos). Los productos comerciales vienen en comprimidos, jarabes y pastas. Lo importante es utilizar un producto que cubra el máximo tipo de gusanos posible.

Unos consejos básicos:

     -    Recoge siempre las heces de tu perro y tíralas a la basura.
     -    Lava las manos después de tocar o acariciar un perro.
     -    No dejes que te lame, al menos que este muy bien desparasitado.
     -  Desparasitar bien a tu perro significa tratarle cada 3 meses.

domingo, 17 de noviembre de 2013

Ciervo de Medalla de oro

Cazado en la berrea en Bronchales TERUEL

El muflon

      El único nombre por el que se le conoce es por el de muflón, las hembras se les llama muflonas y las crías chivos.
       De aspecto, por tamaño, similar a una oveja doméstica. Los machos poseen gruesos cuernos que crecen hacía atrás a modo de espiral, pero son raros los ejemplares que con sus cuernos completan un giro entero, éstos comienzan a crecerles nada más nacer, son de color marrón y al igual que en el caso de la cabra hispánica crecen por anillos anuales. Nunca se les caen. Esta especie pertenece a la familia de los bóvidos. Las hembras no poseen cuernos aunque existen extraños casos de muflonas con unos pequeños cuernos de no más de quince centímetros.

     El pelaje es de color marrón con algunas zonas en las extremidades de color negro, pero más que el negro y menos que el marrón predomina el blanco; color presente en todo el vientre, en la punta del morro, las orejas, las patas y la zona anal.


      El muflón es un animal introducido en el año 1954 en las Sierras de Cazorla, y Segura, hoy en día habita algunas zonas de la provincia de Teruel como Peña  Palomera.
Habita las partes altas de las sierras tendiendo a subir y merodear por los riscos, y se desenvuelve por los bosques de pinos, encinas y alcornoques de los montes en los que se encuentre.
        Es un herbívoro rumiante muy voraz, en algunos lugares donde se le encuentra y su población es numerosa es capaz de acabar con gran parte de la vegetación de la zona, no es nada selectivo a la hora de elegir su alimento y come de todo, pastos, siembras, bellotas, cortezas, brotes, bayas, hojas, flores, etc.
      El celo tiene lugar en los meses de octubre y noviembre, durante este tiempo los machos luchan por formar un grupo de hembras con el que aparearse. La preñez de éstas dura cinco meses tras los que paren una cría, en ocasiones dos.
       Su caza se realiza generalmente en rececho durante los meses del celo, aunque esta cacería se puede realizar en cualquier mes del año, y de hecho multitud de veces así ocurre. También se le caza en montería y en batidas allí donde está presente, aunque en estos casos presenta un tiro muy complicado porque se agrupa en pelotas de numerosos ejemplares, donde es difícil seleccionar el animal a disparar, y se corre el riesgo de herir o matar a otros ejemplares del grupo.