Hoy en
día en la mayoría de los cotos de Aragón la caza mayor va en aumento y la menor
cada año hay menos. Por una parte está la madre naturaleza con la climatología
que marca los años buenos y malos. Cuando hay escasez de lluvias, temperaturas
muy altas en definitiva años secos influye en la flora y la fauna del campo de
forma negativa.
Pero las especies cinegéticas de la caza
mayor son mucho más fuertes y se mueven mas para superar estos problemas de
falta de comida y agua en el campo, adaptándose mejor a las nuevas
circunstancias, además de que no tiene depredadores y no les atacan las enfermedades
contagiosas.
En el caso de la caza menor le afecta de
lleno si un año es bueno o malo. Es innegable que estamos asistiendo a un cambio
climático que cada vez promete con ser más agresivo y que no tiene vuelta
atrás, mucho haríamos con que ralenticemos su ritmo con una menor contaminación
de la atmósfera.
Frente a las adversidades del tiempo y del
medio si algo queremos conservar o ralentizar su desaparición tendrá que ayudar
con la mano del hombre para minimizar estos efectos negativos que acechan a
nuestros cotos de caza menor y no dejarlos sin ningún tipo de ayuda.
Así como el agricultor ayuda a sus cultivos con riegos, abonos o sulfatos o el ganadero ayuda a sus reses con pastos sembrados, piensos y forrajes o aprovisionamiento de puntos de agua para beber el ganado. Los cazadores debemos ayudar a que la caza menor no desaparezca porque hoy en día necesita de nuestra ayuda y no dejarla al natural y lo que sea será, o decir el año lo hace todo, pero cuantos años buenos vienen, donde escasea el agua poca vida puede haber cerca.
Así como el agricultor ayuda a sus cultivos con riegos, abonos o sulfatos o el ganadero ayuda a sus reses con pastos sembrados, piensos y forrajes o aprovisionamiento de puntos de agua para beber el ganado. Los cazadores debemos ayudar a que la caza menor no desaparezca porque hoy en día necesita de nuestra ayuda y no dejarla al natural y lo que sea será, o decir el año lo hace todo, pero cuantos años buenos vienen, donde escasea el agua poca vida puede haber cerca.
No combatir los malos años climáticos,
excesivos número de cazadores, y mayor tiempo libre para salir a cazar o muchos días de caza son
malos aliados para unas especies que llevan años reduciendo su población.
En Alba había una junta de cazadores que
durante siete años a partir del 2003 se encargó de poner bebederos para las
perdices, mantener sus instalaciones incluidas las repetidas roturas de boyas
por algún desaprensivo y llenarlos de agua en tiempos de sequía, se repoblaba
todos los años unos 50 conejos vacunados contra la mixo y la vírica, hacer
majanos, desinfección de cados antiguos, control de alimañas (urraca y zorra) y
reponer o reparar estaquillas del coto.
Todas estas medidas son algo que en la
mayoría de los cotos se hacen todos los años para intentar mantener lo poco que
nos queda de la caza menor y no dejarlo
al desamparo total. En los tiempos ya lejanos que la climatología acompañaba no hacia falta ninguna de estas medidas porque había agua y comida en todas las partes, abundando la caza en todas sus especies, pero aquello se acabó y desgraciadamente no volverá a ser así.
Entrada de Alba del Campo |
Hace 3 años se hizo cargo el Ayuntamiento
del coto de Alba y desde entonces todas estas actuaciones se han dejado de
hacer hasta el punto que este verano en concreto ha sido un año muy seco y en
todo el término de Alba solo había un punto de agua para las perdices “Las fuentecillas” y los bebederos colocados años atrás todos secos con las boyas rotas.
La perdiz lleva varios años en decadencia
desapareciendo cada año varios bandos y este año han desaparecido en más
cantidad por que no han criado bien las pocas que había, lo mismo ha pasado con
el conejo que a finales de septiembre les entra la enfermedad y para la desveda
se ven pocos, así que solo nos queda la liebre que como es normal cada vez
sufre más acoso y como consecuencia la población va reduciendo.
Hay que recordar que la Ley de Caza de
Aragón dice que los Ayuntamientos o Entidad local están obligados revertir en
el coto el 75% de los ingresos de los cazadores cuando es coto municipal o coto
deportivo y Alba consta en el registro como coto municipal con lo cual los carteles de coto deportivo y de coto privado no corresponden y deberían ser sustituidos.
LEY 5/2002,
de 4 de abril, de Caza de Aragón.
Artículo 24.-De los cotos municipales
de caza.
1. Son cotos municipales los promovidos
por las entidades locales en terrenos sobre los que ostenten la titularidad de
los derechos cinegéticos.
2. Para su constitución, la entidad
local deberá acreditar la titularidad de los derechos cinegéticos de los
terrenos que pretende acotar.
3. La gestión de los cotos municipales
de caza corresponderá a la entidad local promotora, que la podrá ejercitar bien
directamente o mediante cesión a sociedades de cazadores deportivas locales
conforme a la legislación vigente en materia de régimen local.
4. En el supuesto de que se formalice
cualquier tipo de transmisión o cesión de la gestión, el titular de la
explotación deberá notificarla fehacientemente al servicio provincial
correspondiente.
5. Los cotos municipales de caza deben
tener una superficie mínima de quinientas o de mil hectáreas, según se trate de
cotos de caza menor o de caza mayor, respectivamente.
6. El aprovechamiento de los cotos
municipales de caza se realizará garantizando unos cupos de permisos, que se
establecerán reglamentariamente, a favor de:
a) Los propietarios o titulares de
aprovechamientos cinegéticos que hayan cedido sus derechos a la entidad local
promotora, y así lo soliciten.
b) Los cazadores locales.
7. Las entidades locales podrán
destinar hasta un máximo del 25 por 100 de los ingresos obtenidos de la gestión
cinegética del coto para la financiación de actuaciones de interés general que
le son propias, debiendo revertir en el acotado, al menos, el 75 por 100 de
dichos ingresos.
8. La entidad local titular del acotado
deberá presentar anualmente, con anterioridad al comienzo de la temporada
cinegética, y como presupuesto necesario para el aprovechamiento de la
explotación durante la temporada, una memoria económica de gestión del coto en
la que figure expresamente el destino de los ingresos obtenidos por la
explotación durante la temporada anterior.