Un buen cazador debería comprometerse a:
Demostrar respeto por
el animal, el hábitat y la propiedad donde se me brinde el privilegio de cazar.
No tomar bebidas
alcohólicas antes o durante la cacería.
No ser “carnicero”. Cace
sólo el número de piezas que la ley autoriza. Piense que sus hijos y nietos
también desearán cazar.
Apoyar los esfuerzos de
conservación, que asegure mejores oportunidades de caza para las siguientes
generaciones.
Enseñar a los jóvenes
cazadores las actitudes y habilidades para ser un verdadero cazador deportivo.
Comportarse en el campo
de tal manera que haga contribución positiva a la fauna silvestre y al
ecosistema.
Obedecer todas las
leyes y demás disposiciones que regulan la caza e insistir en que mis
acompañantes hagan lo mismo.
La propiedad es
inviolable. No cazar en terrenos privados sin la correspondiente autorización
del dueño.
Nunca pensar que pieza
mal herida es pieza perdida. No se dé por vencido, busque la pieza hasta
encontrarla.
Con
las armas
Obedecer las reglas del
manejo seguro de las armas de fuego e insistir, firme pero respetuosamente, en
que mis acompañantes hagan lo mismo.
Tratar a todas las
armas como si estuvieran cargadas. No olvidar el refrán: "Las armas las
carga el diablo..."
Antes de iniciar la
cacería revise con detalle las armas y limpie el interior de los cañones.
Las armas
permanecerán enfundadas y descargadas hasta la llegada al puesto y
después de abandonarlo.
Durante la jornada de
caza, hay que tener siempre el seguro puesto hasta el momento antes
de efectuar el disparo.
Al guardar el arma en
el coche, vacíe siempre el cargador. Nunca debe guardarse el arma con
balas o cartuchos.
No cargar los cartuchos
con pólvoras, tacos o cualquier elemento "casero" no preparado por un
profesional. Son peligrosos y pueden hacer estallar los cañones y provocar
heridas graves.
En
una montería
No disparar hacia
los visos y terrenos rasos siempre que no se tenga la certeza de
enterrar la munición. Las balas llegan muy lejos y es fundamental saber que se
entierra para evitar accidentes.
Jamás disparar al bulto.
Hay que estar completamente seguro de lo que se está apuntando antes de
disparar.
No moverse del puesto “para
mejorarse”. Si los organizadores lo han situado ahí, será tanto por motivos
estratégicos como de seguridad.
Si se abandona el
puesto para rematar con cuchillo, debe advertirse previamente a los ocupantes
de los puestos inmediatos para estar localizados en todo momento.
No moverse del puesto
hasta el final de la montería. Esperar siempre a que el postor le recoja.
Y muy importante, el pisteo de las reses se hace al final de la montería, jamás
durante el transcurso de la misma.
Marcar bien las reses
para facilitar su recogida por los arrieros y demás personal.
No doblar los
puestos con varias armas. Independientemente de la legislación al respecto, no
es caza ética. No es justo ni para el animal ni para tus compañeros de montería
que no doblan.
Dejar el campo limpio.
Recoger vainas y cartuchos.
Con
los puestos vecinos
Establecer siempre un
contacto visual y verbal con los puestos más próximos para señalar su
posición. No disparar en línea con ellos nunca.
Respetar las
distancias. Antes de empezar la cacería, cada postor deberá indicar a los
cazadores el campo de tiro permitido.
No cortar las carreras
de las reses, dejando siempre cumplir al puesto correspondiente.
Hay que tener mucho
cuidado con los tiros a las reses que entran a contramano. En los
cortaderos, jamás se debe disparar, una vida vale mucho.
En caso de duda sobre
el abate de una res, mantener siempre las formas. La regla de la primera sangre
es la que prevalece. Si no es claro, el capitán de montería tomará la
decisión que se debe acatar.
Con
los perros
Jamás disparar a un
animal que va seguido muy de cerca por los perros. Piensa que ese
perro tiene dueño, que le quiere tanto como has podido querer tu a los
tuyos. De la misma forma que no habrás tirado a un conejo porque tu perro va
“con el morro pegado”, actuar igual con los perros de los demás.
No pegar nunca a
los perros que están mordiendo a una res abatida. Para ellos, es su
recompensa del esfuerzo realizado. Pasado un tiempo prudencial, se les
echa sin violencia para que vuelvan a cazar. Pensar siempre que gracias a ellos
tu pudiste abatir tu trofeo.
Si hay un agarre, jamás disparar. O bien entrar a rematar (siguiendo las normas de seguridad)o bien esperar a que llegue el perrero.
Si hay un agarre, jamás disparar. O bien entrar a rematar (siguiendo las normas de seguridad)o bien esperar a que llegue el perrero.
En conclusión, seguir
siempre la máxima de que ningún trofeo vale más que la vida de un perro, por
muy grande y bonito que sea. A partir de ahí, será fácil no equivocarse.
IMPORTANTÍSIMO:
Valorar el trabajo tanto de perreros como de todo el personal que rodea la acción cinegética. Para tu poder estar disfrutando, hay gente cuidando sus perros, estudiando dónde colocar los puestos con seguridad, vigilando que no haya furtivos y dando de comer a las reses, entre otras muchas cosas. Todos ellos merecen como poco el mismo respeto que los demás compañeros. Y sobre todo, un buen cazador se compromete a:
Valorar el trabajo tanto de perreros como de todo el personal que rodea la acción cinegética. Para tu poder estar disfrutando, hay gente cuidando sus perros, estudiando dónde colocar los puestos con seguridad, vigilando que no haya furtivos y dando de comer a las reses, entre otras muchas cosas. Todos ellos merecen como poco el mismo respeto que los demás compañeros. Y sobre todo, un buen cazador se compromete a:
No desperdiciar ninguna
oportunidad de enseñar a los jóvenes y al resto de cazadores la completa
comprensión de este código de ética y conducta.