sábado, 23 de mayo de 2015

ETICA DEL CAZADOR

Un buen cazador debería comprometerse a:

Demostrar respeto por el animal, el hábitat y la propiedad donde se me brinde el privilegio de cazar.
No tomar bebidas alcohólicas antes o durante la cacería. 
No ser “carnicero”. Cace sólo el número de piezas que la ley autoriza. Piense que sus hijos y nietos también desearán cazar.
Apoyar los esfuerzos de conservación, que asegure mejores oportunidades de caza para las siguientes generaciones.
Enseñar a los jóvenes cazadores las actitudes y habilidades para ser un verdadero cazador deportivo.
Comportarse en el campo de tal manera que haga contribución positiva a la fauna silvestre y al ecosistema.
Obedecer todas las leyes y demás disposiciones que regulan la caza e insistir en que mis acompañantes hagan lo mismo.
La propiedad es inviolable. No cazar en terrenos privados sin la correspondiente autorización del dueño.
Nunca pensar que pieza mal herida es pieza perdida. No se dé por vencido, busque la pieza hasta encontrarla.


Con las armas

Obedecer las reglas del manejo seguro de las armas de fuego e insistir, firme pero respetuosamente, en que mis acompañantes hagan lo mismo.
Tratar a todas las armas como si estuvieran cargadas. No olvidar el refrán: "Las armas las carga el diablo..."
Antes de iniciar la cacería revise con detalle las armas y limpie el interior de los cañones.
Las armas permanecerán enfundadas y descargadas hasta la llegada al puesto y después de abandonarlo.
Durante la jornada de caza, hay que tener siempre el seguro puesto hasta el momento antes de efectuar el disparo.
Al guardar el arma en el coche, vacíe siempre el cargador. Nunca debe guardarse  el arma con balas o cartuchos.
No cargar los cartuchos con pólvoras, tacos o cualquier elemento "casero" no preparado por un profesional. Son peligrosos y pueden hacer estallar los cañones y provocar heridas graves.

En una montería

No disparar hacia los visos y terrenos rasos siempre que no se tenga la certeza de enterrar la munición. Las balas llegan muy lejos y es fundamental saber que se entierra para evitar accidentes.
Jamás disparar al bulto. Hay que estar completamente seguro de lo que se está apuntando antes de disparar.
No moverse del puesto “para mejorarse”. Si los organizadores lo han situado ahí, será tanto por motivos estratégicos como de seguridad.
Si se abandona el puesto para rematar con cuchillo, debe advertirse previamente a los ocupantes de los puestos inmediatos para estar localizados en todo momento.
No moverse del puesto hasta el final de la montería. Esperar siempre a que el postor le recoja. Y muy importante, el pisteo de las reses se hace al final de la montería, jamás durante el transcurso de la misma.
Marcar bien las reses para facilitar su recogida por los arrieros y demás personal.
No doblar los puestos con varias armas. Independientemente de la legislación al respecto, no es caza ética. No es justo ni para el animal ni para tus compañeros de montería que no doblan.
Dejar el campo limpio. Recoger vainas y cartuchos.

Con los puestos vecinos

Establecer siempre un contacto visual y verbal con los puestos más próximos para señalar su posición. No disparar en  línea con ellos nunca.
Respetar las distancias. Antes de empezar la cacería, cada postor deberá indicar a los cazadores el campo de tiro permitido.
No cortar las carreras de las reses, dejando siempre cumplir al puesto correspondiente.
Hay que tener mucho cuidado con los tiros a las reses que entran a contramano. En los cortaderos, jamás se debe disparar, una vida vale mucho.
En caso de duda sobre el abate de una res, mantener siempre las formas. La regla de la primera sangre es la que prevalece. Si no es claro, el capitán de  montería tomará la decisión que se debe acatar.

Con los perros

Jamás disparar a un animal que va seguido muy de cerca por los perros. Piensa que ese perro tiene dueño,  que le quiere tanto como has podido querer tu a los tuyos. De la misma forma que no habrás tirado a un conejo porque tu perro va “con el morro pegado”, actuar igual con los perros de los demás.
No pegar nunca a los perros  que están mordiendo a una res abatida. Para ellos, es su recompensa del esfuerzo realizado.  Pasado un tiempo prudencial, se les echa sin violencia para que vuelvan a cazar. Pensar siempre que gracias a ellos tu pudiste abatir tu trofeo.
Si hay un agarre, jamás disparar.  O bien entrar a rematar (siguiendo las normas de seguridad)o bien esperar a que llegue el perrero.
En conclusión, seguir siempre la máxima de que ningún trofeo vale más que la vida de un perro, por muy grande y bonito que sea. A partir de ahí, será fácil no equivocarse.

IMPORTANTÍSIMO: 

Valorar el trabajo tanto de perreros como de todo el personal que rodea la acción cinegética. Para tu poder estar disfrutando, hay gente cuidando sus perros, estudiando dónde colocar los puestos con seguridad, vigilando que no haya furtivos y dando de comer a las reses, entre otras muchas cosas. Todos ellos merecen como poco el mismo respeto que los demás compañeros. Y sobre todo, un buen cazador se compromete a:
No desperdiciar ninguna oportunidad de enseñar a los jóvenes y al resto de cazadores la completa comprensión de este código de ética y conducta.


domingo, 17 de mayo de 2015

Accidentes de caza


         Año tras año, al llegar la temporada de caza se repite constantemente los accidentes de caza y en algunos casos la pérdida de  vidas humanas. Unos son con armas de caza menor por disparos de perdigones del compañero o de uno mismo y otros mucho más serios por disparos de rifles o balas que se pierden o llegan al puesto de al lado.
     Sería interesante que nos hiciéramos algunas preguntas:

¿Cómo se puede confundir a un ser humano con un animal?
¿Por qué disparamos antes de estar seguros de lo que hemos visto?
¿Descargamos bien las armas o les ponemos el seguro en situaciones de peligro?



Perdigonada de escopeta