Hace unas décadas, toparse con un jabalí
en los bosques y campos de Catalunya era un hecho excepcional, mientras que hoy
en día se pasean tranquilamente por algunos barrios de las ciudades. Un informe
de la Generalitat les atribuye el 85% de los accidentes de circulación por
colisión con animales y advierte de que este tipo de siniestros aumentaron un
41% entre el 2007 y el 2011.
Nombrar al jabalí en presencia de los
payeses es encender la mecha de la indignación por los daños que les causan.
Los expertos advierten de que la sobrepoblación es «preocupante», porque es muy
prolífica y carece de depredadores naturales. La Conselleria d'Agricultura
habla de «plaga», una situación crítica que le ha llevado a adoptar una batería
de medidas, como el recorte de las épocas de veda, las declaraciones de
emergencia cinegética y, este año, la creación de un grupo especializado de
Agentes Rurales para frenar a los cerdos salvajes.
Oficialmente se llama grupo especial de
gestión cinegética. Una brigada que estará integrada por un centenar de agentes
especializados en el control de las poblaciones de animales de caza y, muy
concretamente, de los jabalís. Antoni Mur, inspector jefe del cuerpo forestal,
explica que los agentes recibirán formación sobre todo tipo de armas de caza,
tiro de larga distancia, instalación de trampas, uso de sistemas de anestesia y
utilización de sistemas de visión nocturna y GPS.
El objetivo es que el grupo esté
plenamente operativo en otoño, para asesorar al resto de agentes y a los
cazadores en el control de las poblaciones de fauna. No actuarán como un grupo
independiente, sino que estarán repartidos por todo el territorio. Su
especialización es un salto cualitativo del cuerpo, pero ello no significa que
los Agentes Rurales vayan a asumir las batidas contra el jabalí, porque esa
función sigue recayendo en los cazadores. Los agentes solo actuarán de forma
esporádica en las zonas de seguridad, como las áreas urbanas, o en los espacios
naturales protegidos.
En los últimos años, se han multiplicado las
capturas, que han pasado de unas 7.000 en 1991 a casi 38.000 en la temporada
2013-2014. Un incremento de animales que ha ido acompañado de un descenso del
número de cazadores con armas de fuego, que pasaron de 81.600 en 1991 a unos
62.600 en la actualidad. La sobrepoblación no es un problema
local, es de ámbito europeo. En otros países como Alemania, Francia, Italia y
Polonia también hay preocupación. Hace tiempo que trabajamos en este tema y
nunca nos habíamos encontrado una situación como la actual. Hay que fomentar la
colaboración entre cazadores, Agentes Rurales y payeses para controlar la
población y reducir la presión de esta especie sobre los cultivos y el medio
natural.