El 15 de abril de
2018 es una fecha que marca un antes y un después en la historia de la
caza y de los cazadores de nuestro país. Ayer, por primera vez en
democracia, ciudadanos de toda España se movilizaron de forma simultánea en más
de 40 ciudades para reivindicar este modo de vida y exigir respeto. 100.000
personas gritaron «Sí a la caza» por toda nuestra geografía. Exceptuando
la ausencia de la comunidad de Aragón que no se presento.
Y fue una jornada
histórica por diferentes razones. La primera porque la mayoría silenciosa que
es constantemente criminalizada desde el entorno animalista y ciertos medios de
comunicación rompió su silencio bajo un mismo grito.
Ha sido histórica
porque es la primera vez que la mayor parte de los partidos políticos
españoles muestran su apoyo a la caza de forma pública y evidente.
Especialmente a nivel regional, aunque con importante eco en la esfera política
nacional. De hecho, tan sólo Podemos fue el único partido
que no mostró su apoyo a esta jornada reivindicativa a ningún nivel. Un
día en el que, al fin y al cabo, los ciudadanos simplemente defendían su
derecho a decidir si quieren cazar o no. Su derecho a elegir el modo de vida
que realmente quieren llevar. Su derecho a ser respetados como cualquier otra
persona y a no ser criminalizados en los medios de comunicación por su condición
de cazadores.
Por último, fue
histórica porque ha supuesto el espaldarazo definitivo a una Real
Federación Española de Caza que había pasado más de un lustro fuera de
juego y a la deriva. El 15-A ha supuesto la consolidación de esta renacida
entidad, gracias a la dirección tomada por su actual junta directiva, liderada
por su presidente Ángel López, y al esfuerzo realizado por sus federaciones
autonómicas, que son las que han llevado el peso de la gesta organizando y
convirtiendo en un éxito todas las movilizaciones del 15-A. Un golpe de
autoridad del mundo federativo que le devuelve a su papel de representante de
los cazadores españoles ante los políticos, las administraciones y los medios.
Todos ellos deben escuchar el mensaje que ayer lanzó la, hasta ahora, mayoría
silenciosa, y dejar de castigar a este amplio colectivo de ciudadanos tan
ninguneado e importante para nuestro medio rural y para la conservación de
nuestra naturaleza.
Lo que más ha indignado a los cazadores no ha sido el vacío que El País ha hecho a lo que estaba sucediendo en toda España sino a una de las frases que incluía en el cuerpo de la noticia, donde afirma que los manifestantes acudieron «portando sus armas reglamentarias, en algunos casos». Apoyando su titular, muestra a uno de los manifestantes con una pieza de madera que simula la forma de una escopeta. Esto es rotundamente falso. Ningún cazador portaba ningún arma.
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