Un auténtico arsenal, o más bien un hipermercado armamentístico de confianza a espaldas de la ley. Eso es lo que los agentes de la Guardia Civil de Castellón han logrado desarticular el 7 de septiembre tras una investigación que se ha alargado durante cinco años. Los destinatarios eran cazadores que buscaban munición fuera de los cupos legales. Sin embargo, los agentes tratan de aclarar si parte del material pudiera haber sido facilitado a personas relacionadas con el mundo de la delincuencia.
Los arrestados son dos vecinos de Castellón y la población de Almassora, de 48 y 60 años, y ambos de nacionalidad española. Desde el cuerpo de seguridad no confirmaron el lugar exacto en el que se guardaba el material incautado.
Así, los agentes de la Benemérita comenzaron las investigaciones tras tener conocimiento de que algunas personas estaban tratado de vender munición en el mercado negro de armas con un precio inferior al que tiene.
De este modo, comenzaron los trabajos para tratar de identificar y localizar a los presuntos vendedores de munición. Sin embargo, como luego descubrirían los agentes, no sólo acumulaban ingentes cantidades de munición.
Los agentes de la Guardia Civil de Castellón localizaron a los dos sospechosos y establecieron un operativo cuyo objetivo era vigilarles para así analizar sus movimientos, localizar aquellos inmuebles a los que se desplazaban y sus itinerarios.
Finalmente, cuando tuvieron los suficientes indicios de que ambos hombres estaban incurriendo en un posible delito fueron detenidos fueron detenidos la semana pasada. Se les acusa de tráfico de armas y explosivos, así como de falsificación de documentos públicos y blanqueo de capitales.
Máquinas para recargar
Durante los registros, los guardias fueron almacenando un verdadero arsenal compuesto tanto por armas de fuego como por munición. Los detenidos contaban con 25 armas de fuego, entre las que había desde pistolas a revólveres de diferente calibre, además de carabinas.
Asimismo, tenían en su poder nada más y nada menos que 30.000 cartuchos de diferentes calibres, y munición de guerra. Entre la munición que podían ofrecer, había también con características prohibidas en España, como son las de punta hueca y las subsónicas.
También tenían 55.000 pistones, lo que sumado a las cinco máquinas halladas para la recarga de cartuchería metálica (proyectiles metálicos), apunta que los detenidos se dedicaban a preparar cartuchos para su uso y venta en el mercado negro. Del mismo modo, la Guardia Civil se incautó de hasta 13.000 euros en efectivo, un ordenador y numerosa documentación.
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