El jabalí es
tremendamente voraz en los campos de cereales, el maíz, o las
huertas. Devora y destroza los campos de patatas, la vid, los
frutales, etc. Las raíces y los brotes tiernos constituyen un manjar para
ellos. Se prolifera con mucha facilidad ya que, tienen más de una camada al
año.
Los agricultores, temen la visita de una manada de estos animales a sus cultivos. Pero estas visitas son cada vez más frecuentes y, las consecuencias, cada vez más evidentes. Estos animales están dotados de un sentido del oído y del olfato excepcional. Son muy astutos y detectan el peligro de forma prodigiosa. En España no tienen depredadores naturales, salvo el lobo, en zonas muy reducidas de nuestra geografía, pero estos, además, prefieren buscar piezas menos peligrosas para su alimentación. Enfrentarse al colmillo del jabalí no es demasiado agradable.
El jabalí es
muy temeroso de los perros huyen cuando detectan su proximidad, pero no dudan
en atacarlos cuando se siente acosado. Los jabalís suelen causar graves heridas
a los perros cuando estos los acosan, llegando en muchos casos a provocarles la
muerte. La proliferación de la población de jabalíes, es un verdadero problema
para la agricultura. Estos animales, al no tener depredadores naturales que
controlen la expansión de su especie, son cada día más abundantes. El lobo es
el único depredador natural en nuestro país, pero este está prácticamente
desaparecido en la mayor parte del territorio y, allí donde existe alguna
manada, prefieren alimentarse de capturas más fáciles que la que supone
enfrentarse al temible colmillo del jabalí.Los agricultores, temen la visita de una manada de estos animales a sus cultivos. Pero estas visitas son cada vez más frecuentes y, las consecuencias, cada vez más evidentes. Estos animales están dotados de un sentido del oído y del olfato excepcional. Son muy astutos y detectan el peligro de forma prodigiosa. En España no tienen depredadores naturales, salvo el lobo, en zonas muy reducidas de nuestra geografía, pero estos, además, prefieren buscar piezas menos peligrosas para su alimentación. Enfrentarse al colmillo del jabalí no es demasiado agradable.
Los
cazadores, son los únicos que limitan la imparable expansión del jabalí y
gracias a nosotros aunque a veces estamos mal considerados no se extienden mas
provocando daños de accidentes y de agricultura sin contar los daños a la caza
menor. Los agricultores se verán privados de los únicos que hoy por hoy ponen
límites a los jabalíes que tantos daños les causan en sus cultivos, y alguien
tendrá que hacerse cargo de los accidentes de tráfico provocados por los
jabalíes.
Si no fuera
por los cazadores los ayuntamientos tendrían que contratar, y pagar, a las sociedades
de cazadores para que eliminaran y ahuyentaran a los jabalíes de sus términos.
A la administración central y autonómica, a indemnizar a los agricultores por
los estragos que causen los jabalíes en sus cultivos. Esa será,
irremediablemente, la consecuencia de tanta persecución y falta de parcialidad
y explicación a los jóvenes. Sabemos que somos una de las últimas generaciones
de cazadores, si no se cambia la estrategia
cultural en la que los cazadores parecemos unos asesinos de estos pobres animalicos.
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