LA BERREA
La justa proporción de hembras y la generosa comida de unos bosques y pastizales con más verde hace que la cuerna sea más robusta y esbelta. Así y todo tendrán que luchar con ejemplares menores que osen adentrarse en su área de influencia con la pretensión de quitarles una sola cierva de su harén. Ciego de pasión el sultán del monte defenderá su zona durante 20-30 días con espectaculares bramidos al amanecer y atardecer.
Dependiendo de la zona y de la climatología, en un
período aproximado de 10 días las ciervas entrarán en celo. Una modalidad de
caza esta de la berrea con muchos adeptos, donde las poblaciones de este
cérvido son más numerosas. Si bien ha colonizado casi toda la península y su
número va en aumento, yo os invito a la sierra de Albarracín.
La justa proporción de hembras y la generosa comida de unos bosques y pastizales con más verde hace que la cuerna sea más robusta y esbelta. Así y todo tendrán que luchar con ejemplares menores que osen adentrarse en su área de influencia con la pretensión de quitarles una sola cierva de su harén. Ciego de pasión el sultán del monte defenderá su zona durante 20-30 días con espectaculares bramidos al amanecer y atardecer.
El amor hay que
ganárselo y eso lo saben bien los ciervos. El ritual que cada año enfrenta a
los ciervos de nuestro país por ganarse el favor de las hembras, la conocida
como Berrea, en la que el propósito último de la Naturaleza es ver nacer nuevas
crías. Para garantizar el futuro de la especie, los machos compiten por
el poder, la fortaleza y la jerarquía ante la observación atenta de las
hembras.
Este es uno de
aquellos espectáculos que no se deben perder y en España
hay varios lugares a los que puedes ir como es la sierra de Albarracín. No es
lo mismo contemplarlo, y escucharlo, en directo que visto por el televisor.
Primero los sonidos emitidos por los machos y las marcas que han ido
dejando por todo el territorio avisando de su presencia al resto de
competidores, tras ello los golpes en el suelo con las cuernas y por último la
lucha, no sangrienta, para declarar a vencedor y vencido.
Es el momento del cazador. Despacio, cara al viento,
prismáticos en ristre, intentará la localización y el posterior acercamiento,
nunca fácil. Porque aunque haya perdido gran parte de su instinto de conservación
al estar encelado, las hembras que lo rodean manejan el oído y la vista como el
mejor de los radares. Como en todas las modalidades es vital no ser
sorprendido, y para ello nada mejor que antes del amanecer estar en la
querencia.
A falta de predadores naturales que regulen la especie, el objeto primordial de esta práctica es la supresión de los animales adultos que van a entrar en regresión. De ahí la renuncia del cazador a su superioridad y el homenaje a la pieza.
A falta de predadores naturales que regulen la especie, el objeto primordial de esta práctica es la supresión de los animales adultos que van a entrar en regresión. De ahí la renuncia del cazador a su superioridad y el homenaje a la pieza.
La Berrea, cuya duración
habitual es desde mediados de septiembre hasta mediados de octubre.
Todo el
territorio nota el momento: las cortezas de los árboles no están, porque los
ciervos han frotado sus cornamentas contra ellos para quitarse el terciopelo
que las recubre; la tierra está levantada, porque los ciervos han orinado para
marcarla; el resto de los animales están avisados, porque los ciervos berrean continuamente al poder
con la hembra y ahuyentan a los machos.
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