viernes, 15 de marzo de 2013

La berrea de los ciervos


LA BERREA

    Dependiendo de la zona y de la climatología, en un período aproximado de 10 días las ciervas entrarán en celo. Una modalidad de caza esta de la berrea con muchos adeptos,  donde las poblaciones de este cérvido son más numerosas. Si bien ha colonizado casi toda la península y su número va en aumento, yo os invito a la sierra de Albarracín.


    La justa proporción de hembras y la generosa comida de unos bosques y pastizales con más verde hace que la cuerna sea más robusta y esbelta. Así y todo tendrán que luchar con ejemplares menores que osen adentrarse en su área de influencia con la pretensión de quitarles una sola cierva de su harén. Ciego de pasión el sultán del monte defenderá su zona durante 20-30 días con espectaculares bramidos al amanecer y atardecer.
   



    El amor hay que ganárselo y eso lo saben bien los ciervos. El ritual que cada año enfrenta a los ciervos de nuestro país por ganarse el favor de las hembras, la conocida como Berrea, en la que el propósito último de la Naturaleza es ver nacer nuevas crías. Para garantizar el futuro de la especie, los machos compiten por el poder, la fortaleza y la jerarquía ante la observación atenta de las hembras.

   Este es uno de aquellos espectáculos que no se deben perder y en España hay varios lugares a los que puedes ir como es la sierra de Albarracín. No es lo mismo contemplarlo, y escucharlo, en directo que visto por el televisor. Primero los sonidos  emitidos por los machos y las marcas que han ido dejando por todo el territorio avisando de su presencia al resto de competidores, tras ello los golpes en el suelo con las cuernas y por último la lucha, no sangrienta, para declarar a vencedor y vencido.

    Es el momento del cazador. Despacio, cara al viento, prismáticos en ristre, intentará la localización y el posterior acercamiento, nunca fácil. Porque aunque haya perdido gran parte de su instinto de conservación al estar encelado, las hembras que lo rodean manejan el oído y la vista como el mejor de los radares. Como en todas las modalidades es vital no ser sorprendido, y para ello nada mejor que antes del amanecer estar en la querencia.
    A falta de predadores naturales que regulen la especie, el objeto primordial de esta práctica es la supresión de los animales adultos que van a entrar en regresión. De ahí la renuncia del cazador a su superioridad y el homenaje a la pieza.



  

    La Berrea, cuya duración habitual es desde mediados de septiembre hasta mediados de octubre.

     Todo el territorio nota el momento: las cortezas de los árboles no están, porque los ciervos han frotado sus cornamentas contra ellos para quitarse el terciopelo que las recubre; la tierra está levantada, porque los ciervos han orinado para marcarla; el resto de los animales están avisados, porque los ciervos berrean continuamente al poder con la hembra y ahuyentan a los machos.




      La Naturaleza marca sus ritmos. Las hembras ya están preparadas para concebir y se tienen que asegurar de que los genes de quienes la monten den una generación sana y fuerte. El vencido volverá a intentarlo al año siguiente. El ganador tendrá un harén de hembras que tendrá que cubrir. Ocho meses más tarde nacerá un cervatillo, que no se despegará de la madre hasta el siguiente parto. Los machos, por su parte, volverán al bosque a pasar solos el invierno.


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